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El universo conspira

El universo conspira es una afirmación que invoca a dos escritores muy distintos, Jorge Luis Borges y Paulo Cohelo.  Esta afirmación nos haría expresar que “A la realidad le gustan las simetrías y los leves anacronismos”, como afirmó Borges en su cuento El Sur.

Mientras que, para Coelho, la figura retórica de un universo que conspira, se utiliza como una programación mental para la obtención de lo positivo, de lo deseable; en el reverso Borgiano esta conspiración invoca al Hades, al caos y a la pérdida.

La distancia entre unos y otros es más amplia que la implícita entre ver el vaso medio lleno o medio vacío. La distancia entre unos y otros se asemeja más a la separación básica de los géneros teatrales de la Comedia y la Tragedia: uno es alegre y ligero, otro hierático y solemne.

En ese sentido, nos haría bien fomentar el diálogo entre quienes se asumen de uno u otro lado de la existencia, y encontrar los sanos balances aristotélicos, en un indispensable ejercicio de empatía, no sólo para los gustos literarios, sino para la vida.

(Farfan, 2018). ¿Para la construcción del aforismo “Cuando quieres realmente una cosa, todo el universo conspira para ayudarte a conseguirla”, Paulo Coelho tuvo que beber de Borges? ¡Sí!

Esta reflexión da lugar al inicio del reconocimiento que realizó con este escrito el universo ha conspirado y lo seguirá haciendo, para grandeza de la humanidad.  En el Primer Encuentro Rosa en apoyo a la detección temprana de cáncer de mama, organizado por el Sindicato de Docentes de la Universidad de Córdoba y apoyado por  IMAT, La Fundación IMAT y Resistiré.

En el evento, desarrollado virtualmente, se le rindió homenaje a Clara Inés Andrade García, quien otrora hizo parte de la comunidad universitaria, y en vida dejó huellas que allí los presentes recordaron.

Trazas que con acciones de empatía y compasión alegraron la vida de muchos que la rodearon.  Afirmó la doctora Taborda, una de las asistentes y organizadoras, “se están trastocando en el mundo las emociones y los sentimientos. Dos emociones están entrando en crisis, son la compasión, que está empezando a desaparecer, y la nostalgia”. Esta reflexión fue el abrebocas del evento, el cual permitió evidenciar que somos vibración y como tal tejemos sentimientos y emociones por medio de hilos invisibles, los cuales solo son capaces de identificar los ojos del amor y la gratitud.

Por estos días he tenido la oportunidad de conocer la historia de una mujer feminista maya guatemalteca, Lorena Cabnal quien afirma: “los cuerpos se enferman porque las violencias y los dolores no son pasajeras sino que quedan impregnadas en los cuerpos que atraviesan. Hay memorias ancestrales de dolor de nuestras madres, abuelas, tatarabuelas, bisabuelas, que no hemos hecho conscientes pero que están impregnadas en nuestras memorias corporales. Luego fuimos gestadas, nacimos, crecimos, y todas esas formas de violencia, el cuerpo las soporta”.

De forma tácita en variados momentos de nuestras vidas asumimos que sanar es una responsabilidad personal y a la vez colectiva.  Porque sanamos para nosotras mismas y para las generaciones futuras.

Las heroínas que transitan sobre el camino de sus vidas con un diagnóstico de Cáncer que busca ser superado por distintos tratamientos, pueden reconocer que de la misma manera en que los cuerpos y la tierra cargan con dolores, ancestrales y presentes, también llevan su propia medicina. “Hay memorias energéticas para sanar, tenemos eso, traemos eso. En esos cuerpos-territorios es donde radica la energía para la transgresión, la rebeldía, la resistencia”, afirma Cabnal.

Milene Andrade, hermana de la homenajeada, muy emocionada y con la voz quebrantada respiró para realizar su intervención, aseverando que sus palabras estaban inspiradas en la nobleza de Clara, “quiero decirles que no es tiempo de flaquear, las dificultades las pasamos con fuerza de carácter y el espíritu, basado en la gratitud con Dios, en medio de la enfermedad.  No se pueden dar el lujo de abandonar esa fuerza, esa que tenemos las mujeres por dentro. Esa fuerza la necesitan para vivir, no para sobrevivir”.

En los últimos tiempos donde el discurso se ve agotado por recetas, formas que pretenden suplir las necesidades de los seres humanos en un mundo agobiado por los miedos y temores que ocasionan el vivir en una sociedad imbuida en el consumismo, donde el descarte es lo que prevalece, estamos llamados a convocarnos, cada vez que sea posible, para juntarnos, donde creemos espacios de sanación como el que se vivió ayer.

Bien lo dice Lorena Cabnal: “hay que convocarnos con espacios espirituales de mujeres, de comadronas, de sanadoras que nos van a hacer llorar y vomitar el dolor, la rabia, la indignación, todas esas cosas que tenemos ahí, de las opresiones que hemos vivido o de las opresiones que también ejercemos”.

Como abogada politóloga, pero ante todo como mujer, afirmo hoy “sanar en sí también es un acto político y consciente”, cuando nos proponemos liberar las cargas y sacarlas de nuestros cuerpos, resignificamos nuestras existencias y podremos sanar para nosotros, para nuestros entornos y por los que vienen.

Así pues que vamos a seguir luchando desde la orilla donde estemos, porque no se trata solo de sanar para estar bien sino para seguir luchando, por ello agrupémonos, acuerpémonos como colectivo, esa fue la enseñanza que recibí ayer de las heroínas que desde sus labores con la Universidad de Córdoba en distintos escenarios batallan contra el Cáncer.

Un aplauso por la vida y por la fuerza que nos dan los colectivos, definitivamente el universo conspira.


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