Los Influencers
Culminamos una semana llena de todo tipo de noticias, algunas de más impacto que otras, seguimos con la recuperación de San Andrés, el gobierno manifiesta tener lista la compra de 20 millones de vacunas; la muerte inesperada y temprana del más grande jugador de fútbol, amado y odiado por la misma razón, por ser como fue, Diego Armando Maradona.
Mientras todo esto seguía su curso, en lo que llamamos la nueva normalidad, algunos seres sin alma y atrincherados en la permisividad de lo que llaman “creadores de contenidos” o “influencers”, que están definidos como una persona que cuenta con cierta credibilidad sobre un tema concreto, y por su presencia e influencia en redes sociales puede llegar a convertirse en un prescriptor interesante para una marca.
En Colombia, tres de ellos alistaban sus neuronas hambrientas de like y seguidores para presentarnos uno de los espectáculos más decadente, grotesco, vacío y lleno de la falta de todo principio de humanidad: dar de comer jabones a una población que, de por sí, ha sufrido bastante el abandono de toda una sociedad que se ha volcado a demostrarle a estos nuevos ídolos que es mejor 30 millones de seguidores que tener educación.
Sus cuentas bancarias crecen proporcionalmente a sus niveles de estupidez y de lo cual hay que aclarar que no todos incurren en este tipo de comportamientos que rayan con el delito y la indignidad.
Estamos sin duda viviendo los últimos tiempos, como lo dice la biblia, la inmediatez de lo mediático convirtió sin retorno los antivalores en valores indispensables para poder vivir en una sociedad que está premiando la incapacidad, la ineptitud, la incompetencia, la necedad, la inepcia, el desconocimiento, la inhabilidad y la tontería.
Están convirtiendo a los niños en seres automatizados, casi que programados, para responder a reacciones virtuales y no a sentimientos naturales propios de las relaciones humanas.
Tres almas sin ningún pudor y reato y, peor aún, sin la memoria para recordar que tienen padres en las edades de las personas que fueron vilmente atacadas en su dignidad pública, por ser objeto de burlas de quienes siguen a estos sátrapas destructores de generaciones, en su salud por haberlos sometido a la ingesta de jabón.
Pero ello nos deja no solo el sinsabor de lo ocurrido si no también la poca legislación alrededor del manejo de contenidos en plataformas digitales.
Si bien las autoridades colombianas respondieron ante el clamor de lo viral que se hizo la burla, pero son las mismas plataformas quienes deben establecer filtros de contenido.
Es absolutamente inadmisible que la sociedad moderna convierta en próceres a pobres tipos o a mujeres con pinta de cortesanas, en modelos a seguir, de por sí que ya estamos sumidos en la decadencia de la sociedad por múltiples factores siendo uno de los más importantes los contenidos musicales con letras que incitan a la desobediencia, al sexo desenfrenado e influenciadores.
Nuestros abuelos que con solo una mirada, cuando había visita, entendíamos que debíamos retirarnos de ese lugar. Pero, en esta nueva era que carece de todo principio moral y que convierte los delitos en situaciones normales, además, es un hecho generador de seguidores y de dinero, surge exactamente la antítesis de ello que, sin duda, tendrá que ser a través de la academia los niños y adolescentes.
Necesitan entender que una sociedad se construye con la perfecta sincronía de los derechos sin olvidar los deberes teniendo como columna vertebral el respeto por TODA persona humana, mientras tanto, la única forma en la que podemos contribuir es evitar que este tipo de personajes adquieran más populismo y no fama, como lo llaman sus seguidores.
El único ser humano famoso en la tierra se llamó Jesús de Nazaret, a estas pobres almas se le conoce en un solo sector del globo terráqueo necesitamos una condena ejemplarizante para construir una mejor mejor sociedad.
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