Otro diciembre más, y con este mes llega la navidad contagiada de una pandemia que nos impide respirar libremente el aire e invade nuestro ser de tristeza, miedo, incertidumbre y angustia.
En mi caso, al igual que en mi familia se suma un profundo dolor e impotencia de no contar con una justicia transparente y eficiente, que sea nuestra aliada, para resolver de manera total y prontamente el caso de la desaparición forzada y posterior brutal asesinato de mi hijo Jairo Alberto Zapa Pérez (Q.E.P.D).
Cuanta tristeza sentimos hoy, cuando después de seis largos años percibimos que la administración de justicia en este país no ha actuado con suficiente celeridad para descubrir y condenar a los verdaderos culpables intelectuales en el caso Zapa Pérez.
No han servido las reclamaciones y pronunciamientos de familiares, abogados, medios de comunicaciones y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para que el Juzgado Primero penal del circuito especializado de Montería, sala penal del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Montería y la fiscalía las tuvieran en cuenta, para cumplir sus funciones con la suficiente celeridad, transparencia y eficiencia en el desarrollo del proceso judicial de este caso.
En el transcurso de casi los siete años que lleva el caso de nuestro familiar, el Comité Permanente de la Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos se ha pronunciado y comunicado con el Estado parte colombiano en tres fechas distintas, manifestando sus preocupaciones por el incumplimiento de varios aspectos en el caso Zapa Pérez.
En los dos últimos pronunciamientos de este comité se resalta la dilación del proceso judicial y la falta total de protección a las víctimas por parte del Estado Colombiano.
Nosotros los familiares percibimos la implementación de estratagema y demás artimañas leguleyas utilizadas durante el proceso judicial, con el único propósito de entrabar y dilatar el curso normal de las audiencias de este caso.
También, concluimos que han sido altamente inconvenientes las tres o cuatro radicaciones del caso en el Tribunal Superior de Justicia de Montería, debido a que en éste cada vez se ha demorado demasiado tiempo.
Se puede afirmar, sin temor a equivocarse que aquí se ha dado casi el 50% de la dilación a que han sometido el proceso de este caso; lo ratifica el hecho de que desde mediados de este año pandémico se encuentra en dicho tribunal, sin que, hasta hoy, casi final del año 2020 no se tenga respuesta alguna de lo que ha debido resolverse en quince días o en un mes a más tardar.
Surge aquí la pregunta: ¿cuáles son las razones que impiden a los Honorables Magistrados integrantes de ese tribunal a cumplir sus funciones de manera oportuna en el caso Zapa Pérez.
Nosotros, las víctimas de este caso no sabemos hasta cuando seguirá estancado en dicho tribunal, impidiendo así que el proceso continúe su curso normal en el juzgado antes mencionado, donde también ha sufrido una dilación sistemática.
Con esta dilación del caso de nuestro familiar queda demostrado que está rodeado y contagiado de muchos intereses politiqueros y económicos.
De manera que, con esta controvertida justicia, no queda otra alternativa que orar mucho para esperar de nuestro Creador y del universo mucha resistencia y fuerza para seguir reclamando justicia lo más pronto posible, con el fin que se esclarezcan los hechos, y así nos permita saber toda la verdad que se intenta ocultar en el caso “Zapa Pérez”.
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