Gobierno no las quiere, pero térmicas han evitado un racionamiento de energía en el país
Reemplazar las termoeléctricas y disminuir el consumo de gas natural ha sido una petición recurrente del presidente Gustavo Petro porque considera que es el camino correcto para seguir avanzando en la transición energética.
Sin embargo, los efectos del fenómeno de El Niño han dejado en evidencia la importancia que tienen estas plantas que funcionan con carbón, gas natural y combustibles líquidos para evitar que el país enfrente un racionamiento de energía eléctrica.
El objetivo principal de las térmicas es ofrecer confiabilidad en la prestación del servicio de energía eléctrica cuando una temporada de sequía afecta la operación de las hidroeléctricas, como pasa actualmente. Es decir, son las que garantizan que los colombianos no se queden sin energía.
Normalmente, las hidroeléctricas generan cerca del 70 por ciento de la energía que se consume en el país, pero como los embalses se están secando por los efectos del fenómeno de El Niño, estas plantas han disminuido su operación y están generando aproximadamente un 46 por ciento.
Por el contrario, las termoeléctricas, que en condiciones normales generan menos de un 20 por ciento, actualmente están aportando el 48 por ciento de la energía que se consume en el país, y las plantas de energía renovable no convencional como la solar, eólica y biomasa, un 6 por ciento.
“Las térmicas son fundamentales porque ayudan a embalsar agua y que se comience a usar de forma gradual en el verano. Si no las tuviéramos nos hubiéramos consumido el agua de los embalses en menos de dos meses”, destacó el director ejecutivo de Andeg, Alejandro Castañeda.
De hecho, desde abril de año pasado las térmicas comenzaron a aumentar su operación para que disminuyera la de las hidroeléctricas y así lograr que los embalses alcanzaran un nivel cercano al 80 por ciento en noviembre para enfrentar el fenómeno de El Niño.
Cinco meses después, el nivel de los embalses se encuentra en 29,46 por ciento, tan solo 1,78 puntos porcentuales por encima del nivel crítico que definió la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg) para el 15 de abril: 27,68 por ciento.
En Colombia operan 29 termoeléctricas, que suman una capacidad instalada de 5.965 megavatios, y actualmente se encuentran generando a su máxima capacidad para cubrir la demanda eléctrica nacional en el país.
Incluso, el 15 de abril llegaron a generar un máximo de 110 gigavatios hora día, cuando el tope de la obligación de energía firme que tienen es de 112 gigavatios hora día, aunque pueden aportar hasta un máximo de 119 gigavatios hora día si se requiere.
Del total de la capacidad de las térmicas, cerca del 30 por ciento es de plantas que funcionan con carbón y, según el presidente de Andeg, hoy en día se cuenta con el mineral suficiente para que puedan operar.
“Por fortuna, la presión de precios altos que se tuvo hace año y medio por la guerra en Ucrania cambió. Los precios han venido disminuyendo y se ha tenido mayor disponibilidad de carbón. Adicionalmente, se tiene un stock para 20 o 40 días en las diferentes plantas para mantener la operación si algo llega a ocurrir”, dijo.
En cuando a gas natural, estas térmicas representan aproximadamente el 70 por ciento de la capacidad total y actualmente reportan una situación totalmente diferente a la que tenían en el fenómeno de El Niño 2015-2016, porque ya se cuenta con la Planta de Regasificación de Cartagena para la importación de gas.
Esta terminal comenzó a operar en diciembre de 2016 y durante siete años ha recibido 96 buques llenos de gas natural provenientes, en su mayoría, del Golfo de México y Trinidad y Tobago. De este total, 33 llegaron en el primer trimestre de este año para abastecer a las térmicas de la región Caribe durante este fenómeno de El Niño.
Este gas importado es usado solo por Tebsa, Prime Termoflores y Termocandelaria para continuar con su operación y así poder entregar la energía firme que el país necesita, a un precio que en varias ocasiones ha sido menor al que tiene el gas nacional.
“En los últimos seis meses estas térmicas han consumido el 30 por ciento de la demanda de gas natural del país. Si no tuviéramos la planta de regasificación, se hubiese tenido un racionamiento de gas porque lo que habría hecho el Gobierno sería quitarles el gas a los usuarios y dárselo a las térmicas para que no apagaran“, afirmó Alfredo Chamat, gerente general de Calamarí LNG, empresa encargada de hacer las importaciones.
La operación de las térmicas ha impedido que los colombianos se queden sin energía y, debido a esta importancia, el presidente de Andeg aseguró que es clave tener una estabilidad en las reglas de juego.
“El anuncio de diciembre de que el precio de energía en bolsa se iba a intervenir es lo peor que nos puede pasar porque las térmicas recuperan los costos de los combustibles a través del precio en bolsa en coyunturas como la actual”, señaló.
Según cálculos del gremio, entre 1,4 billones y 1,6 billones de pesos necesitan las térmicas para comprar combustible y estar operando las 24 horas del día todos los días de la semana. Por lo tanto, una intervención llevaría a que las plantas no estén dispuestas a operar a pérdidas.
Entre tanto, el cargo por confiabilidad que pagan los usuarios en su factura mensual de la luz le da a las termoeléctricas los ingresos necesarios para garantizar que las plantas estén disponibles para operar en el momento que se requiera.
Y así no haya un fenómeno de El Niño, Alejandro Castañeda aseguró que las térmicas se van a seguir necesitando en el país y no es viable reemplazarlas. En el corto plazo se requieren para que sigan respaldando la generación de energía y que los embalses se puedan llenar de agua más rápidamente.
En el mediano plazo, y para enfrentar los veranos que vienen, también son indispensables porque no se ha adicionado nueva capacidad de generación hidráulica y térmica y los grandes proyectos de energías renovables no convencionales siguen retrasados.
Y si la mirada es a largo plazo, mientras no haya sistemas de almacenamiento de energía que sean competitivos y eficientes para que respalden la generación solar y eólica debido a su intermitencia, “el usuario terminaría pagando una transición energética más costosa si se sacan las plantas térmicas del sistema en los próximos diez años”, advirtió el director ejecutivo de Andeg.
Además, manifestó que el sector está en “una alerta naranja” y no se puede bajar la guardia, porque si no llueve abundantemente durante los primeros 15 días de mayo la situación se complicaría y habría que iniciar cortes de electricidad programados.