Por: Jairo Aníbal Doria
A lo largo de los años, muchas son las estrategias que en materia de prevención de la accidentalidad y seguridad vial se han implementado en Colombia y en Montería.
Sin embargo, en “lo público” sucede que el gobernante de turno suele presentar sus iniciativas como únicas y novedosas.
Recuerdo a un amigo que durante la administración del exalcalde de Montería, Marcos Daniel Pineda, “Meridiano en mano” leía y decía “¡Claro! Es que es un adanista. Antes de él, Montería no existía. Es que antes de Adán, nada existía!”
En los albores del 2006, bajo la administración de León Fidel Ojeda y siendo Omar Hernández Secretario de Tránsito Municipal, se iniciaron esfuerzos notables para mejorar la cultura ciudadana y la seguridad vial.
Como comunicador social, lideré varios proyectos con el apoyo de la administración municipal y en colaboración con el Fondo de Prevención Vial. Se buscaba cambiar la conciencia ciudadana sobre la seguridad vial y el comportamiento cívico.
Recuerdo vívidamente el lanzamiento del proyecto “Las Estrellas Negras” en la calle 34 con 9, un punto crítico de alta accidentalidad.
Efraín Díaz Aguilar, quien perdió a su hija en un accidente en ese lugar, compartió su testimonio con la multitud, subrayando la urgencia de nuestra misión.
La espontánea presencia del Obispo, monseñor Julio César Vidal Ortiz, añadió un enfoque espiritual, destacando que con educación y conciencia cívica, era posible transformar la actitud hacia la seguridad vial.
Este proyecto formaba parte de la estrategia “Menos Accidentes en el 2006, un Compromiso de Todos los Colombianos”, creada y liderada por el Fondo de Prevención Vial, entidad respaldada por las compañías aseguradoras del SOAT, y se convirtió en una herramienta clave para reducir la accidentalidad y el número de peatones muertos en todo el país.
Otra campaña significativa fue “En moto, si se puede andar seguro, usted decide”, que incluyó un curioso y llamativo video educativo con testimonios de víctimas de accidentes de tránsito, subrayando la importancia de la prevención.
También visitamos el municipio de Lorica, junto a funcionarios del Fondo de Prevención Vial de Bogotá. Quedaron asombrados observando de primera mano el fenómeno del mototaxismo y comprendiendo su complejidad.
De igual manera, organizamos un coloquio en la Cámara de Comercio de Montería, con las partes interesadas y expertos en tránsito y transporte de Transmilenio S.A. para debatir la realidad del mototaxismo y su impacto en la movilidad urbana.
Este esfuerzo permitió avanzar en la formulación de políticas públicas coherentes y efectivas.
Y así, cada administración ha hecho a su manera, “ingentes esfuerzos” por una movilidad segura, pero el día a día agobia y frustra.
Basta con pararse en cualquier esquina de la ciudad para observar motociclistas sin casco, conductores que miran a todos lados menos al frente, vehículos circulando en contravía, taxis con cargas que exceden su capacidad y todo tipo de infracciones que no solo violan la normativa vigente, sino que también ponen en peligro la vida de quienes las cometen.
Hoy, bajo la administración del alcalde Hugo Kerguelén García, Montería sigue avanzando en la seguridad vial con la campaña “Ojo al Rojo, no te lo vueles”. Aunque se presenta como una nueva iniciativa, esta campaña continúa el trabajo que iniciamos años atrás.
Desde su lanzamiento, se ha hecho un llamado a los conductores para que respeten la luz roja del semáforo y eviten prácticas peligrosas. El alcalde Kerguelén destacó la importancia de esta campaña, señalando que “la alta accidentalidad en nuestras vías se debe en gran medida a la imprudencia de quienes ignoran los semáforos”.
La secretaria de Tránsito, María Fernanda López, explicó que la campaña busca que los usuarios viales respeten la luz roja para prevenir siniestros y que la iniciativa forma parte del programa de cultura ciudadana que incluye estrategias anteriores como “Tas Pillao”, “Tómatelo en serio” y “Cógela suave, viaja seguro”.
Las experiencias vividas en estos proyectos demuestran que con educación, concienciación y políticas públicas bien estructuradas, es posible generar cambios significativos en el comportamiento vial.
Es esencial que todos los actores de la seguridad vial —conductores, peatones, pasajeros, ciclistas, motociclistas, entidades gubernamentales, educadores y formadores, organizaciones de la sociedad civil, empresas de transporte, la industria automotriz, medios de comunicación, aseguradoras y la comunidad en general— continuemos trabajando juntos para promover una cultura de respeto y responsabilidad en nuestras vías.
Solo así podremos garantizar un presente y un futuro más seguro para todos, con menos traumas, menos fracturas y, sobre todo, menos muertes.