Por: Elvis Guerra
Las energías limpias están definidas como aquella producción de energía que excluye cualquier tipo de contaminación y que busca preservar el medio ambiente y detener la crisis de las energías agotables, tal es el caso del gas y el petróleo, en lo que la mayoría de los gobiernos han mostrado su compromiso (al menos públicamente).
De estas energías, tenemos como ejemplo:
La Energía Eólica : que se obtiene al transformar en electricidad la energía cinética del viento.
Energía Hidro Eléctrica: que aprovecha la fuerza del agua al caer por un salto o desnivel para producir electricidad (Hidroituango).
Y por ultimo, aquella que más llama la atención de todas, por ser en teoría la de mayor acceso: la anergia solar, que se produce al convertir la luz solar en electricidad, empleando una tecnología basada en el efecto fotoeléctrico, mayormente conocidos como paneles solares.
A estos últimos, el gobierno, en cabeza del presidente, le está apostando buscando corregir varias situaciones que podrían incidir en el más alto de los servicios, sobre todo en las ciudades de la costa caribe.
Es así, que se están implementando proyectos pilotos de este método en entidades educativas y algunas otras empresas. A simple vista, se lee alentador y podría ser un bálsamo a este despropósito del que habíamos pensado salir con la desaparecida Electricaribe.
Hoy por hoy, los ciudadanos del caribe, con la llegada de cada recibo, miran con frustración el costo de un servicio que NO baja y no ha existido forma posible que la CREG regule, más aún cuando la red eléctrica se constituye como una sociedad con mayoría de “capital público”, lo que inmediatamente nos lleva a concluir que están al servicio de un particular, en este caso los comercializadores de la energía que para el caso en concreto, seria AFINIA.
Dicho lo anterior, y con todo el propósito que tiene el mundo y el gobierno nacional en generar energía limpia, no se contaba (como es casual), con los impedimentos internos (lo que en este país parece ser “deporte nacional”) por ejemplo, nadie entiende por que la CREG No regula.
En una ocasión, el mismo presidente manifestó: “Las comisiones reguladoras son para regular los mercados en función del derecho universal, no para afirmar procesos de especulación financiera, como hasta ahora lo han realizado”.
Sumado a todo esto, miramos con sorpresa cómo intentar generar autoconsumo y energías limpias es demasiado difícil.
Algunos paneles, llegan a costar hasta $15.000.000 (quince millones de pesos), lo que recuerda mucho el inicio de la tecnología celular.
Pero lo verdaderamente escabroso y sorprendente es que por el costo del medidor se le tenga que pagar a AFINIA, NO al estado, la suma aproximada de $5.000.000 (cinco millones de pesos) por generar el usuario su propia energía de consumo.
No podemos entonces estar vendiendo la vaga idea de querer aportar al cambio climático y “aquel edén” de desprendernos de la energía eléctrica, cuando el mismo estado no ha tenido dientes para corregir los adefesios jurídicos que permiten como siempre que un particular, no sólo se enriquezca, sino que asuma funciones propias de los gobiernos, hecho que nos tiene en estos momentos, en manos de la única empresa que suministra el servicio, reafirmando su posición dominante.
Y ni mencionar la poca empatía que tuvieron los coadministradores de la ciudad de Barranquilla, al crear un impuesto especial para la oautogeneración de energía, mediante Acuerdo Municipal No. 006 de 2023, que impone un impuesto de alumbrado público al Autogenerador a Pequeña Escala (AGPE), Generación Distribuida (GD) y Autogeneración de Energía a Gran Escala (AGGE).
Es decir, prácticamente todo el espectro de los proyectos que están regulados en la CREG 174 del 2021.
Así las cosas, estamos secuestrados por un servicio con único prestador, sometidos a sus condiciones y precios, sin defensa de nadie, tratando de ser limpios con jugadas muy sucias.
Antes de irse Lastra, nos dejó un lastre!
