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¿Una feria del libro, para qué?

En El infinito en un junco, uno de los libros en español más leídos en la última década, la célebre escritora Irene Vallejo Moreau nos recuerda el valor del libro como invención humana y el impacto que este ha tenido a lo largo de todas las civilizaciones del mundo.

El libro de Irene Vallejo, “recorre la historia del asombroso artefacto que nació hace cinco milenios, cuando los egipcios descubrieron el potencial de un junco al que llamaron papiro. Con gran sensibilidad y soltura, la autora se remonta a los campos de batalla de Alejandro, los palacios de Cleopatra, las primeras librerías o los talleres de copia manuscrita”. 

La razón del éxito inusitado que ha tenido esta filóloga clásica, cuya agenda pública sólo se compara con la de un rockstar, encuentra respuesta en el hecho de que el libro físico sigue siendo el artilugio más preciado por la humanidad. 

Gracias al libro, a la capacidad de registrar la palabra como expresión evolutiva, los seres humanos hemos conocido, a través de la historia, el antiguo mundo de Homero, Virgilio, Sófocles, Cicerón, Sócrates y Marco Aurelio; hemos recreado en nuestra mente el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso de Dante Alighieri; hemos celebrado, así sea de oídas, el imaginario mundo del más famoso Hidalgo que un día salió en un caballo, junto con su escudero, para librar las más célebres batallas contra los molinos de viento; hemos disfrutado de crepúsculos inolvidables con los versos de Neruda, Darío, Machado, Bécquer, García Lorca; hemos experimentado la historia y la ineludible tragedia de la estirpe de los Buendía en Cien años de soledad; y hemos seguido, casi a ciegas, la palabra sagrada en momentos de crisis y de ferviente espiritualidad.

El libro, como instrumento hierático, es la expresión más pura del ingenio y de la cultura humanas. 

Por eso, celebrar, participar y asistir, aquí en Montería, a una feria como Un Río de Libros, en su IX versión, es celebrar la historia, la tradición, la memoria, la ciencia, el arte, el conocimiento y tantas expresiones artísticas que han ayudado a construir civilidad y cultura ciudadana entre las personas. 

El libro no es sólo un instrumento o un objeto, es el reflejo indudablede la lucidez humana.

Tal vez nuestra historia, la historia del Sinú magno y heroico, no sería conocida si no fuese por los libros. Tal vez no conoceríamos la Tierra mojada de Zapata Olivella, el Murrucucú de Guillermo Valencia, a El Flecha de David Sánchez Juliao, el “corazón de mango del Sinú” de Raúl Gómez Jattin, el San Jerónimo de los Charcos de José Luis Garcés o la Conspiración contra Bertilda de Nelson Castillo Pérez, entre otras grandes letras que le han dado gloria a esta tierra.

 El libro y lo que él contiene —el conocimiento, el saberhumano— son lo único que nos ha dado identidad y trascendencia. Con sus múltiples posibilidades de significación, el libro es el único que podrá seguir sacando lo mejor de nuestra brillantez humana.

 Todos los habitantes de este planeta, de una u otra forma, hemos experimentado el papel vivificador, trasformador y terapéutico de los libros y de la acción que él suscita: la lectura. 

Por eso, desde este 20 de noviembre de 2024, nos sumamos a la celebración de la IX Feria del Libro de Montería, Un río de libros, que es, en suma, la celebración y la fiesta del conocimiento.

* Mauricio Burgos Altamiranda – Docente e investigador de Unicórdoba

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